domingo, 25 de septiembre de 2016

“El amor es una palabra, un pedacito de utopía, es todo eso y mucho menos y mucho más, es una isla; una borrasca, un lago quieto sintetizando. Yo diría que el amor es una alcachofa que va perdiendo sus enigmas, hasta que queda una zozobra, una esperanza, un fantasmita.”
Mario Benedetti

sábado, 17 de septiembre de 2016

SOBRE LA FELICIDAD



“Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo y entonces después de tener otro. Entonces nos sentimos frustrados porque los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos más felices cuando lo sean. Después de eso nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esta etapa. Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo (a) le vaya mejor, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.”
“La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que ahora. Si no es ahora, ¿cuándo? Tu vida estará siempre llena de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices de todas formas. Una de mis frases: “Por largo tiempo me parecía que la vida estaba a punto de comenzar. La vida de verdad. Pero siempre había algún obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar. Sólo entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta que esos obstáculos eran mi vida”. Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad.”
“La felicidad “es” el camino; así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie... así que deja de esperar hasta que bajes cinco kilos, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que éste para ser feliz... la felicidad es un trayecto, no un destino.”
Eduardo Galeano

viernes, 16 de septiembre de 2016

Te concedo la libertad

Todo el tiempo dentro de mí sabía que jamás me perteneciste, sabía que la realidad era que estarías conmigo por un tiempo determinado, que algún día te irías y yo no podría hacer nada. Ese momento llego, aunque debo confesar que no estaba preparada aún para tu partida.
Cambiaste, ya no eras el mismo, me tratabas de una manera indiferente, tu mirada ya no era la misma, ya no lograba encontrar ese brillo que cada vez que me mirabas podía observar en tus pupilas. El tiempo paso y cada vez que estabas cerca de mí parecía que solo tu cuerpo se encontraba ahí, pero tu mente y tu alma vagaba por algún lugar. Yo lo sabía, tu cuerpo expresaba lo que tu boca jamás dijo. Me rompiste, me arrebataste el mundo que fui escribiendo en mis pensamientos dónde solo nos encontrábamos tú y yo.
Te concedo la libertad de ser feliz, de alejarte de aquí sin dejar marca en tu camino, no dejes marca para no poder seguir tus pasos y ver como haces una vida sin mí. No es que ahora tengas que irte, tú ya te habías ido, la diferencia transita en el que yo no iré detrás de ti esperando a que des la vuelta. Te concedo la libertad de ser tu mismo, pero corre, huye hasta que ya no puedas regresar, hasta que tu sombra se cubra en la neblina y desaparezcas de mi vida. No regreses, ya no des vuelta atrás, ya no juegues, ya no pienses en irte o no, toma la decisión ahora que he abierto las puertas y que cerrarán hasta que ya no pueda verte en el camino. No me busques, ya no pienses en volver, ni siquiera recuerdes porque los recuerdos se encarnan en la realidad, te toman para llevarte a la confusión. No permitas que nada cambie tu decisión, que nadie logre engañarte de hacer algo que no quieres; yo no te espero y no lo haré.
Por mucho tiempo te considere eterno, considere la posibilidad de un amor verdadero; me engañe, ahora puedo verlo. Me he puesto mil veces en tu lugar, te he visto como permaneces en este lugar solo por no lastimar, he visto tus ganas de volar, tus ganas de no estar más aquí a mi lado. Duele, pero el dolor es bueno para madurar, el dolor es indispensable para tomar mejores decisiones, para no pisar la misma piedra y tropezar.
Nunca te fui suficiente, siempre encontrabas un defecto suponiendo conocerme, digo suponiendo porque jamás observaste dentro de mí, jamás intentaste conocerme, navegar en mi mente, navegar en mis sentimientos, en mis sueños. Formaste una imagen en mí  que jamás definí por mi misma.
Y ahí estas en medio de la noche pensando como llegar a decir lo que te come por dentro, esa culpa que deseas vomitar, pero la cobardía te envuelve y la culpa te acurruca. No tengas miedo, tu decisión ya la tomaste, lo has demostrado. Cubre tus ojos y solo mueve los labios, no me veas al hablar y di que te vas.

jueves, 1 de septiembre de 2016

"En alguna parte hay una mujer de 30 años y sin hijos. La gente le pregunta: "¿Sigues sin tener hijos?" y su respuesta varía de un día a otro, pero suele incluir sonrisas forzadas y censura.

"No, aún no", contesta entre risas, intentando ahogar la frustración.

"Bueno, no esperes mucho más. El tiempo corre, ya lo sabes", le aconseja la erudita de turno antes de marcharse, satisfecha consigo misma por haber compartido tal sabiduría. La erudita se va. La mujer aguanta la sonrisa. A solas, llora...

Llora porque se ha quedado embarazada cuatro veces y porque ha abortado las cuatro.

Llora porque lleva intentando quedarse embarazada desde la noche de bodas, y eso fue hace cinco años.

Llora porque su marido tiene una exmujer que sí le ha dado hijos.

Llora porque quiere probar la fecundación in vitro desesperadamente, pero no se lo puede permitir.

Llora porque ya ha probado la fecundación in vitro (en varias ocasiones) y sigue sin tener hijos.

Llora porque su mejor amiga no quiere ser su vientre de alquiler. Como ya le ha dicho, "sería muy raro".

Llora porque la medicación que está tomando impide que se quede embarazada.

Llora porque este tema es motivo de conflicto en su matrimonio.

Llora porque el médico le ha dicho que ella está bien, pero en el fondo sigue pensando que la culpa es suya.

Llora porque su marido se echa la culpa, y esa culpa hace que sea difícil vivir con él.

Llora porque sus hermanas tienen hijos.

Llora porque una de sus hermanas ni siquiera quería tener niños.

Llora porque su mejor amiga está embarazada.

Llora porque su madre le sigue preguntando que a qué está esperando.

Llora porque sus suegros quieren ser abuelos.

Llora porque sus vecinos tienen gemelos y los tratan fatal.

Llora porque hay chicas de 16 años que se quedan embarazadas sin querer.

Llora porque es una tía genial.

Llora porque ya había pensado nombres.

Llora porque en su casa hay una habitación vacía. Llora porque dentro de su cuerpo hay un vacío.

Llora porque tiene mucho que ofrecer.

Llora porque su pareja sería un gran padre.

Llora porque podría ser una gran madre, pero no lo es.

El algún lugar hay una mujer de 34 años con 5 hijos. La gente le dice: "¿Cinco? ¡Por Dios, espero que ya hayas acabado!" y se ríe... porque ese tipo de comentarios hacen gracia. La mujer también se ríe, pero no es una risa sincera. Ella cambia de tema, como hace siempre, y hace la vista gorda ante esa falta de respeto. Otro día igual. A solas, llora...

Llora porque está embarazada otra vez y siente que tiene que esconder la alegría.

Llora porque siempre quiso tener una familia numerosa y no entiende por qué a la gente parece molestarle.

Llora porque no tiene hermanos y se sintió muy sola cuando era niña.

Llora porque su abuela tuvo 12 hijos y le encantaría ser como ella.

Llora porque no puede imaginarse la vida sin sus hijos, pero la gente los concibe como un castigo.

Llora porque no quiere compasión.

Llora porque la gente asume que esto no es lo que quería.

Llora porque la gente asume que es una irresponsable.

Llora porque la gente piensa que no tiene ni voz ni voto.

Llora porque se siente incomprendida.

Llora porque está harta de tener que defender sus decisiones privadas.

Llora porque ella y su marido son perfectamente capaces de mantener a la familia, pero eso parece dar igual.

Llora porque está harta de los comentarios graciosos.

Llora porque no mete las narices en la vida de los demás.

Llora porque le gustaría que los demás no metieran las narices en su vida.

Llora porque a veces duda de sí misma y se pregunta si debería haber parado cuando tenía tres hijos.

Llora porque a la gente le falta tiempo para criticar, pero no para ofrecer ayuda.

Llora porque está harta de las miradas escudriñadoras.

Llora porque no es un mono de feria.

Llora porque la gente es maleducada.

Llora porque la gente se cree con derecho a opinar de su vida privada.

Llora porque lo único que quiere es vivir en paz.

En otro lugar hay una mujer de 40 años que tiene un hijo. Y la gente le dice: "¿Solo uno? ¿Nunca has querido tener más?"

"Estoy contenta con mi hijo", contesta, repitiendo la respuesta ensayada que ha tenido que dar tantas veces que ya ha perdido la cuenta. Suena bastante creíble. Nadie sospecharía que, a solas, llora...

Llora porque su único embarazo fue un milagro.

Llora porque su hijo le pide un hermanito.

Llora porque siempre quiso tener por lo menos tres.

Llora porque su segundo embarazo tuvo que ser interrumpido para no arriesgar su propia vida.

Llora porque el médico le advierte de que otro embarazo sería "de alto riesgo".

Llora porque ya le cuesta cuidar del único hijo que tiene.

Llora porque a veces uno pesa como dos.

Llora porque a su marido ni se le ha pasado por la cabeza tener otro.

Llora porque su marido murió y no ha vuelto a encontrar el amor.

Llora porque su familia piensa que con uno es suficiente.

Llora porque está centrada en su carrera y no puede permitirse quedarse rezagada.

Llora porque se siente egoísta.

Llora porque aún no ha perdido el peso que ganó durante el primer embarazo.

Llora porque la depresión pos-parto fue muy intensa.

Llora porque no quiere ni pensar en tener que volver a pasar por eso.

Llora porque tiene problemas físicos y el embarazo solo los acentúa.

Llora porque aún lucha contra la bulimia.

Llora porque tuvo que someterse a una histerectomía.

Llora porque quiere tener otro hijo, pero no puede.

Estas mujeres están por todas partes. Son nuestras vecinas, nuestras amigas, nuestras hermanas, nuestras compañeras de trabajo, nuestras primas. Nuestros consejos u opiniones no les sirven para nada. Sus úteros son solo suyos. Respetémoslos."

Hermoso y verdadero. Encontrado en internet.